lunes, 20 de agosto de 2018

Escritores rumanos en España entre añoranza y huida para continuar a imaginar

Autor: Giovanni Ercolani, PhD, FRAI,
Social Anthropologist and Security Studies Expert

Estas breves notas que aquí se presentan podrían transformarse en un trabajo mas ancho que analizara la producción artística de emigrantes extranjeros en España.
España siempre ha sido, por su historia, su cultura, y su idioma un país de mestizaje, donde esta mezcla, que todavía continua, ha producido y continúa produciendo formulas de vidas que tendrían que adaptarse al mundo que cambia.
Romanía, en su manera, parece a España en esta obra de mestizaje. España mira hacia el Atlántico y su esencia se fue mas para allá, hasta desembarcar en tierras indias y producir, con este contactos humanos nuevas formulas culturales y lingüísticas; Romanía, con su alma latina, se halla entre el Mar Negro que mira hacia Rusia y Turquía, y unos confines terrestres que saben al difunto Imperio Austro-Hungriaco, y rodeados por el alfabeto griego y cirílico. Y esto se refleja en su particular idioma tan rico como puede ser de un país que siempre ha sido un área de paso. Ambos países, por sus riquezas, pueden solo definirse de forma lingüísticas porque todas formas de reducir sus identidades en esquemas simples fracasa.
Para muchos rumanos, la ruta para el ‘Atlántico’, para el Oeste, ha pasado por Italia, Francia, hasta llegar hasta España. Esta ruta es lo contrario del conocido y romántico viaje del ‘Orient Express’ que llenabas paginas de recuerdos de viajeros europeos hambrientos de orientalismo.
Esta ruta de Romanía hacia España que querido llamarla ‘España Express’ y esto en homenaje de la obra teatral ‘Occidental Express’ del dramaturgo rumano Matei Visniec. Como en la obra teatral, este viaje hacia el Occidente esta lleno de expectativas, de sueños, de esperanza, y con el tiempo se ha convertido en una línea de comunicación donde las personas y los productos entre los dos países conversan cotidianamente. Productos rumanos llegan a las diásporas en España y productos españoles llenan las bolsas de los viajeros rumanos cuando se van a ver sus familias durante los periodos de vacaciones. Todo esto lo he visto y experimentado con mis experiencias de vida, yo Italiano, y que conozco a Romanía y a España
Es esta idea del ‘Occidental-España Express’ y gracia a mi amiga Lumi, que he tenido la posibilidad de acercarme a un grupo de escritores rumanos que viven en España, a través la ‘Unión “Lucian Blaga” de escritores y artistas rumanos en España’ y conocido a Cornel Drinovan, Marin Trasca, Sorin Balascau, Ovidiu Constantin Cornila, y Marian Vlad, y fuera de este grupo a Liana Manzat. En su conjunto ellos se han transformados en mi informantes de referencia para esta entusiasmante aventura, en la que me han hecho participe de sus experiencias de vida.
Estas experiencias de vida han sido enmarcadas en cuatro puntos donde el primero es el símbolo del viaje de la esperanza, el ‘España Express’, el segundo es el concepto de la palabra rumana ‘dor’ (dolor, pero al mismo tiempo la idea del dolor para alguien que ha muerto; es un trauma), el tercero el concepto de huérfanos, y el ultimo la idea de escapar.
Como antropólogo trabajo con el concepto de cultura y de identidad, y aquí me he enfrentado a un caso interesante de gente que por diferentes razones se han movido en España y con el tiempo han madurado una metamorfosis en la que sus propias identidades se han quedado en el medio del camino. Con el tiempo parte de su identidad rumana se ha quedado atrás y la otra, nueva, la identidad española ha ganado presencia en sus almas, sueños, y lenguaje.
Cornel escribe de literatura, de critica literaria y arte; Marin prosa, poesía y editoriales; Sorin poemas, pensamientos, periodismo y prosa; Ovidiu poemas, artículos, narrativa poemática; Mariana poesía y de vez en cuando prosa; mientra que Liana escribe novelas.
Para todos ellos el verbo escribir es un verbo que se traduce en trazar signos, signos de una presencia física, de una presencia que quiere expresar su vida, su voz. Es esta voz, que utiliza el rumano y el español, que quiere ser oída y escuchada que une las experiencias distintas que he encontrado en esta aventura.
Para estos rumanos, que se consideran y los consideras escritores, escribir es una necesidad de comunicar, es la vida, es expresar el propio punto de vista sobre el mundo y que hace que se sienta mejor, es una necesidad interior, fruto de inspiración, es materializar lo inmaterial de uno mismo, y porque es una forma de sentirse útil. Entonces esto escribir es una senas de identidad, que se libra de las cadenas lingüísticas, porque si Cornel, Marin, Sorin, Ovidiu, y Liana prefieren quedarse con el rumano (por razones mas practicas, en el sentido con este idioma puede expresarse mejor, y entonces ser entendidos mejor por sus lectores), la experiencia de Mariana es distinta. Ella ha cruzado una línea, y en este nuevo territorio de su alma, su alma expresa sus sentimientos, emociones, su vida cotidiana, a través del español.
Entonces, la pregunta sencilla que viene a mi mente es ‘para quien escribes?’ cual es tu lector modelo? El hecho de escribir en rumano ya hace que el producto literario sea dirigido a un publico de habla rumana, no solo para los rumano en Rumania sino también para la gran diáspora rumana en el mundo. Mariana, rompe este círculo hermenéutico utilizando el español, y este idioma le ofrece un billete para otro mundo. Pero ambas experiencias (de los que escriben en rumano y en español) se unen en el momento de presentar al lector sus experiencias de vida vivida al extranjero.
Todos estos escritores han dejado atrás miembros de familias, recuerdos, amores, raíces, pero también la pobreza de un país que salía de forma dramática de un gobierno totalitario.
Cornel me dice que, entre muchas cosas, ha dejado atrás ‘el agua’, Mari ‘para encontrar una oportunidad para ser yo mismo, y la fuerza de entregar mis sueños’, Sorin ha dejado atrás ‘un mundo’, Ovidiu ‘familia, trabajo, sueños, y a mi’, Mariana ha dejado ‘lagrimas, preocupaciones y tristeza’, y Liana ‘otra hija, una nieta, hermanas, hermanos, mi padre, mi pasado’.
Este viaje hacia la esperanza de una nueva vida en España ha sido un corte, que como un navajada ha cortado de forma bruta un pasado que no se puede olvidar, es un pasado que es una cicatriz abierta que continua a doler.
Y este dolor es el segundo elemento que emerge de mi encuentro con estos escritores, y es un dolor que no se borra, que esta siempre presente en sus vidas. Todavía Romanía representa para ellos ‘la casa’, esta presente físicamente como un amor incondicionado, el centro del corazón, o sino representa una árbol donde las ramas y los frutos están en España.
Al mismo tiempo, el los momentos pasados juntos en un bar de Madrid, con Cornel, Marin y Ovidu me entere de cómo la cultura oficial rumana no se interesa a ellos, como su fueran una presencia de invisibles, como si la producción artística de la diáspora podría representar una amenaza y una critica a la ‘cultura’ oficial rumana. Y esto es una lastima. Una cultura así, como la producida en en nuevo mundo de los rumanos (una geopolítica no-oficial de la política extranjera rumana), al no ser escuchada es un escándalo. Así que el tercer elemento aparece, estos escritores se siente huérfanos, quieren ser reconocidos por los mismos órganos oficiales rumanos pero son invisibles, los hacen invisibles.
Y el ‘España Express’ al final representa el medio para escapar, para huir en un lugar donde se pueda encontrar y actuar la acción gratificante: ser el mismo. Más que España, que ha ofrecido muchos a ellos, la posición de estos escritores es la de unos viajeros entre un destino y el otro. En este tren ellos pueden mantener su imaginación, producir sueños fueras de automatismos culturales. Este tren se transforma en un espacio metafísico del alma. Es una gratificación imaginaria pero este comportamiento de huida es el único que les permite de mantener un equilibrio físico y psíquico que se desarrolla a pesar de los problemas cotidianos. Mantenerse en este tren es una forma de revuelta. Al final se forma con la curiosidad y la experiencia una mente multicultural y un mestizaje que produce nuevas formas expresivas. Lo que estamos viendo ahora con esta experiencia de estos escritores rumanos es el seme de una transformación antropológica no solo de una diáspora pero del mundo. Al final también nuestro planeta es como un tren que viaja en el universo, lo importante es darse cuenta que somos todos viajeros.